Una de las costumbres de Eva Estudi es felicitar las navidades a nuestros amigos y clientes con un producto elaborado por alguno de ellos y diseñado por nosotros. En 2017, cuando cumplimos 20 años, nos propusimos un reto: crear un producto para la ocasión en el que el mensaje estuviera por encima del producto.
En diseño muchas veces partimos del final para llegar a lo que se considera el inicio. Así fue en este caso. La primera imagen que nos vino a la cabeza al crear la marca del aniversario fue la de dos botellas de vino que regalaríamos por Navidad, una por cada 10 años de historia, representadas por el número romano X. La segunda fue la de una etiqueta que fuera única, y que permanecía más allá del consumo del producto. Se encargo a Arianne Faber, artista gráfica vinculada a periódicos de prestigio de la talla del NY Times, dos obras relacionadas con nuestro espacio, nuestro entorno y nuestra cotidianeidad. Fueron esta serie de dos obras numeradas y firmadas las que llegaron como etiquetas de vino, acompañadas de todo aquello que necesitan para ser arte, antes y después de ser packaging. La caja de vino contenía un passpertout que la convertía en marco.
El resultado fue redondo en muchos sentidos: memorable, sostenible y singular. Una demostración de que exclusividad y sostenibilidad, y más concretamente reutilización, pueden ir de la mano.
Queríamos una etiqueta que fuera única y que permanecía más allá del consumo del producto.